Ginebra, 26 feb (Prensa Latina) Las exportaciones del Reino Unido a la Unión Europea, a causa de la salida del país del bloque comunitario, podrían caer en 32 mil millones de dólares debido a medidas no arancelarias y aranceles, determinó hoy un estudio.
De acuerdo con la investigación de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad), las pérdidas potenciales bajo un Brexit sin acuerdo de intercambio, debido a aranceles que pueden ser impuestos por las partes, se estiman hasta en 16 mil millones de dólares, ó hasta un siete por ciento de las ventas actuales.
El nuevo análisis, «Brexit más allá de los aranceles: el papel de las medidas no arancelarias y el impacto en los países en desarrollo», estima que las medidas no arancelarias duplicarían esas pérdidas.
También, el estudio proyecta que incluso si las partes firmaran un acuerdo de libre comercio, las exportaciones del Reino Unido podrían caer un nueve por ciento.
Las pérdidas serían un duro golpe para la economía británica, ya que el mercado de la UE representa el 46 por ciento de las exportaciones de esa nación.
El aumento de los costos comerciales debido a las medidas no arancelarias y los aranceles potencialmente crecientes, duplicarían con creces los efectos económicos adversos del Brexit para el Reino Unido, la asociación continental europea y los países en desarrollo, señala el reporte.
Por otra parte, las exportaciones de los países en desarrollo hacia Londres, y en menor medida a la UE, podrían incrementarse si el primero no aumenta los aranceles para terceros países.
Un Brexit sin acuerdo podría ofrecer algunas oportunidades para los países en desarrollo, ya que las barreras comerciales entre el Reino Unido y la UE beneficiarían a los proveedores de terceros países, según el análisis.
Por el contrario, un acuerdo entre ellos excluiría el incentivo para recurrir a otros territorios.
Asimismo, si las regulaciones del Reino Unido se desvían de las de la UE, los costos comerciales aumentarían para terceros países debido a los ajuste del proceso de producción y la posible duplicación de las pruebas de cumplimiento.
Esto, añade, afectaría desproporcionadamente a los países más pequeños y pobres, así como a las pequeñas y medianas empresas.